El proyecto de Modernización de
la Refinería de Talara, al igual que el aeropuerto de Chinchero, no tiene
cierre financiero, es decir que no se sabe cuánto costará al país, pero lo que
es peor, sería un “elefante blanco” que no serviría a los peruanos, expresó el
presidente de la Comisión Investigadora que indaga sobre el caso, Daniel
Salaverry. Esta afirmación fue hecha después
de escuchar a dos especialistas en el tema invitados a ese grupo de trabajo
para exponer sobre la refinería, quienes coincidieron en sostener que el
proyecto tiene un alto costo, no abaratará el combustible, sino por el
contrario; lo hará dependiente del crudo de Ecuador, y endeudará al país.
El parlamentario, al igual que
Jorge Del Castillo y Nelly Cuadros escucharon con preocupación los riesgos que
traerá al país el proyecto que se inició con un presupuesto de mil 334 millones
de dólares en el 2008 y hoy esa cifra es de cinco mil 400 millones, sin que eso
signifique el tope.
“El 2014 fue un año oscuro para
el Perú. Fue cuando se firmó el contrato de Chinchero, se concesionó el
Gasoducto del Sur y se tomó la decisión final de ir con este modelo a la
modernización de la Refinería de Talara, sin que se establezca un cierre
financiero”, dijo Salaverry Villa.
“No sabemos cuánto costará la
obra. Ningún funcionario de Petroperú ha podido explicar lo que va a costar
hasta entregar el proyecto con llave en mano. Se habla de un avance de 60 por
ciento, pero no dicen si es en infraestructura o estudios”, anotó.
A manera de referencia recordó
que el caso es parecido al gasoducto en el que se tenía los ingresos
garantizados, pero que al no existir la certeza, el gobierno le dijo a
Odebrecht que si no llegaba a pasar el gas que se requería para que cubriera su
costo de inversión, el Estado le pagaría hasta 920 millones de dólares al año.
Caso similar sería el de la refinería.
El legislador destacó que esta
refinería no será rentable para el Perú y que todos los peruanos de las
próximas décadas tendrán que pagar los combustibles más altos de la región y
asumir la deuda del proyecto.
Asimismo, indicó que la obra está
hecha para refinar 95 mil barriles diarios, pero que el Perú solo produce 35
mil, lo que significa que 65 mil tendrán que ser importados desde Ecuador.
“Los expertos dicen que el
proyecto está hecho a la medida del país vecino porque solo puede procesar
petróleo pesado, que es el que produce Ecuador y no el ligero que se extrae de
los lotes peruanos 192, 64 y 67”, anotó.
“Es decir que estamos
invirtiendo cinco mil 400 millones de dólares hasta hoy-porque la cifra puede
aumentar- en una refinería que hará que el combustible cueste más. Eso no
tiene sentido y obviamente vamos a tener que encontrar a los responsables que
han tomado decisiones administrativas y políticas que le van a generar un
forado de más de tres mil millones de dólares al país”, dijo.
De igual manera, refirió que los
funcionarios de Petroperú no pueden explicar sus anuncios de modernización en
una empresa energética y estratégica para la seguridad del país cuando su
petróleo depende que Ecuador lo quiera vender o no.
VISITA
INOPINADA
Durante la sesión,
el congresista Del Castillo planteó la realización de una visita a las
instalaciones de Petroperú para ver “In situ” el proyecto, a lo que se sumó la
congresista Nelly Cuadros Candia.
Salaverry indicó que en la
próxima sesión será visto el pedido y se tomará la medida del caso.
El parlamentario señaló que el
cronograma de trabajo comprende la invitación de exministros que formaron parte
de la junta de accionistas de Petroperú y de Energía y Minas, que tomaron parte
de las decisiones.
LOS
EXPERTOS
Durante la sesión se presentaron
los especialistas en petróleo Cesar Felipe Gutiérrez Peña y Juan Jorge Mendoza
Pérez, quienes coincidieron en que el proyecto no será rentable, es demasiado
caro, endeudará al país sin que signifique abaratar el combustible y que
Sin embargo, Gutiérrez consideró
que tendría que buscarse una manera de que no signifique mayor gasto y tenga
utilidad para no paralizar la obra teniendo en cuenta todo lo invertido.
Mendoza Pérez fue tajante en recomendar la
paralización de la construcción para evitar seguir gastando, aumentar la deuda
y generar la ilusión de que de algo servirá al país.
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