jueves, 24 de septiembre de 2009

EL DISCÌPULADO BÍBLICO

Por César Sánchez Martínez
Hace algunos años aprendí algo en mi vida que dio y está dando resultados fabulosos. Miles de creyentes ya lo practican en el mundo y es una estrategia excelente para hacer iglesias más productivas. Me refiero al discípulado bíblico.
Se trata de una metodología bíblica que busca entrenar al cristiano para todos los aspectos que demanda el diario vivir. No es un programa compuesto por lecciones, ni tiene períodos de enseñanza. Tampoco se usa materiales informativos de determinadas escuelas o experiencias de terceros. En realidad todo el material que se usa es la Biblia misma, enciclopedia que por excelencia es la clave para el éxito en la vida para cualquier persona.
Como desde niño aprendí a leer de todo, razón por la cual me hice periodista, he aprendido a rescatar el valor del material impreso. En las Escrituras el creyente tiene todas las herramientas para alcanzar la plenitud de Cristo y tener una vida victoriosa, aún a pesar de las dificultades y situaciones adversas.
El discípulado bíblico es un programa que básicamente transmite vida. Cada discipulador entrena a un discípulo hasta que vea en su vida frutos de madurez. De tal manera, que cuando el discípulo ya está maduro (completo como dice la Biblia) tendrá que hacer lo mismo con otro discípulo, multiplicándose de esta forma la correcta vida espiritual del hijo de Dios. Algunos pueden terminar el programa (por llamarlo de alguna manera) en un año, pero otros pueden hacerlo en tres o cuatro años. Todo dependerá del grado de madurez del creyente.
Esta forma de transmitir vida no sólo es beneficiosa para el discípulo, sino también para el discipulador, quien tiene que esforzarse para estar a la “altura” de un hombre que transmite vida con su ejemplo. Esta metodología la hemos aplicado en mi congregación, la Primera Iglesia Bautista del Callao, donde soy miembro desde mi adolescencia y soy testigo de la transformación en la vida de los creyentes.
Desde que se aplicó el programa en la iglesia he visto que muchos discipuladores tuvieron que esforzarse para dar vida a otros, de tal manera que la congregación en su conjunto es la beneficiada. Esta metodología es lo que el apóstol Pablo desarrolló y recomendó en sus epístolas.
Actualmente el pastor y su equipo ministerial están compartiendo esta visión con otras iglesias que ya están entendiendo que no se trata de lecciones, sino de vida. Tal vez demoren en llegar los frutos como cualquier líder quisiera, pero sabemos que llegarán de todos modos porque es una promesa bíblica.
Ese es el gran trabajo que los creyentes deben realizar ahora, cualesquiera sea su denominación. Esta metodología debe involucar a toda la organización eclesial desde la escuela dominical hasta las sociedades de damas, reuniones de jóvenes, adolescentes, varones, etc. El discipulado es en una frase: La vida de Cristo en el creyente.■

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